Sebastián de Aparicio en la Matlalcuéyatl: El Misterio de la Inscripción

Norbert Francis
12 min readMar 13, 2023

En el trabajo de campo en comunidades cuando nos topamos con artefactos, a veces los hallazgos dan pistas para acercarnos a problemas de investigación en que no hemos pensado. En los pueblos de habla náhuatl ubicados en las faldas de la Matlalcuéyatl (Malinche, o Malintzi) hemos atendido los temas relacionados con el lenguaje: su uso en relación con la cultura, el aprendizaje, la adquisición de la primera lengua y de la segunda, y el desplazamiento de una por parte de la otra. Como es natural el tema del origen de las comunidades, en este caso de San Isidro Buensuceso (Tlaxcala) y San Miguel Canoa (Puebla), surge entre colegas y compañeros y entre vecinos e informantes porque nos ayuda a entender mejor el vasto panorama lingüístico y cultural, la historia reciente y el pasado remoto (1). Por ejemplo, un pueblo vecino, San Juan Ixtenco, es de habla otomí. ¿Cuál es la relación entre la variante local y lo que los especialistas llaman el náhuatl clásico?–una de las preguntas en que insistía mucho nuestro compañero Pablo Rogelio Navarrete Gómez (2). Al encontrar antiguas construcciones en la comunidad, el tema del origen empezó a llamarnos la atención cada vez más.

¿Quiénes eran los primeros pobladores, quienes con el tiempo tal vez emigraron a otras partes? ¿Y quiénes eran los antiguos pobladores con quienes podemos trazar una línea de continuidad — los que se quedaron? A partir del contacto europeo en el siglo XVI ¿cuáles eran los cambios que podemos estudiar en la relación histórica luego de disponer de la información más confiable y completa?

La leyenda

En este informe tratamos la vida y obra de una figura histórica (a veces las leyendas se refieren a mitos). Sebastián de Aparicio, nacido en Galicia, llegó a la Nueva España en 1533 a los 31 años. Ganó la fama por su trabajo en el campo de la ingeniería civil, en particular por la construcción de la carretera, junto con los puentes y acueductos, de Ciudad de México a Zacatecas.

Ingresa a la orden franciscana después de 42 años de gran productividad como ingeniero y transportista. Viudo, ingresa precisamente en un convento de Puebla, en 1575. La relación extensa de sus viajes como limosnero da cuenta de un conocimiento del “monte de Tlaxcala” donde cortaba leña que luego cargó en su legendaria carreta al convento en Santiago de Tecali. Por alguna razón, regresaba a las faldas de la Malintzi. Llegó a conocer la región después de 25 años de viajes por los caminos y visitas a comunidades.

Iglesia de San Francisco, Puebla de los Angeles

Hasta hoy en día, la historia oral de San Miguel Canoa narra que Aparicio llegó al pueblo (3). De hecho da testimonio (en la tradición narrativa) de su participación en una gran obra hidráulica, cuyos restos se pueden apreciar: en una construcción que facilitaba el acceso al agua potable (dentro de los límites del Parque Nacional) y tramos de acueducto bajando de los altos hacia la Sección Décima y, según informantes locales, restos visibles en otros parajes cuesta abajo, en paralelo con la carretera moderna, hacia la ciudad de Puebla.

Estancia de agua Xaxalpan, que en 1992, durante nuestra primera visita, erróneamente habíamos descrito como “pozo” (ver nota 11). Parece que capta el agua de un manantial o de otras fuentes. Antiguamente, el lugar podría haberlo ocupado un estanque natural. No existe a la vista conexión con los tramos del acueducto, más abajo, entrando a la colonia de San Miguel Canoa.
Tramo canal
Tramo puente

Primera visita a Xaxalpan

Nuestro compañero, Pablo Rogelio, sabía de la ubicación geográfica de la estructura colonial y la existencia de la inscripción. Evidentemente, el sitio de la antigua construcción siempre ha sido de conocimiento general por estar a corta distancia, subiendo, de la última colonia del pueblo, visible a plena luz del día en un paraje boscoso rodeado de milpas. El testimonio en gran detalle de la compañera del proyecto, doña Angela Márquez, nacida en 1933 (en entrevista realizada el 2 de febrero de 2023), relató como los pobladores, durante los años 1930s y 1940s, subían al lugar para traer agua de la estancia de agua, y como de niña ayudaba a su familia cargar los cántaros a casa. Para las familias con más recursos los cargaban un burro. Pablo Rogelio sabía de la inscripción, pero no del texto exacto. Del mismo modo, su existencia no podría haber sido ningún secreto por encontrarse a la vista dentro del arco principal (a la izquierda). En 1992, no intentamos tomar la foto del mensaje grabado en la piedra por estar en la sombra durante las horas de la tarde al llegar al lugar. Tomamos nota del texto, y fue citado en una publicación cinco años después:

“[Saliendo] de la sección cuarta, encontramos la pista histórica que confirma un temprano contacto son los españoles. El hallazgo (nuevo para nosotros) de la inscripción, SEBASTIAN DE APARICIO AñO SANTO 1567, a un costado de una parte de la impresionante obra hidráulica colonial (restos de acueductos, caminos empedrados, puentes, presas, tanque de recolección)…[Datos] históricos, presentados por Carrillo Vivas (1993) sugieren la presencia de una comunidad prehispánica de filiación nahua-chichimeca, perteneciendo al señorío de Cholula…De su nombre original, Acallantepec… se le denominó San Miguel Canoas del Monte por los franciscanos, integrando los barrios dispersos entre las barrancas del lugar” (4).

Otros datos sugieren la existencia de un vínculo entre San Miguel Canoas y Cholula. En un documento colonial del siglo XVIII citan las palabras del alcalde de San Miguel Canoa en el cual menciona (mirando hacia el sur) el “pueblo viejo de San Miguel”:

“[El] pueblo linda por el oriente con la barranca Xalacingo… y lo mismo que lugar de arena, al poniente la barranca Xalac…la barranca es la división de términos entre Puebla y Tlaxcala, por el norte la loma de Tezocoac, o Hueytetl…esto es de la iglesia mirando a la cumbre de la sierra de Tlaxcala; y por el sur el potrero Atlamaxac donde estuvo fundado dicho nuestro pueblo viejo de San Miguel” (5).

Treinta años después, durante la segunda visita a Xaxalpan se pudo tomar la foto. Como se puede apreciar, el texto todavía es legible.

La inscripción

Podemos considerar tres posibles propuestas para dar cuenta del mensaje que nombra al ingeniero Aparicio; en 1567 todavía no se había ingresado al orden de los franciscanos.

  • En efecto se grabó en la piedra durante esa época. Descartando, por suposición, al propio ingeniero, lo hizo un colega o un trabajador, como evocación de su participación.
  • Lo mismo, años después, como un recordatorio, posible evidencia de su participación en la obra.
  • Que, contraria a las versiones de la historia oral, Sebastián de Aparicio nunca estuvo en San Miguel Canoa o en San Isidro Buensuceso con participación técnica relacionada con la obra, ni con la estancia de agua, ni con el acueducto. Tampoco, en vida, había viajado por los altos, a la altura de los 2600 metros, en las comunidades de la zona. Sí es factible que conoció a otras comunidades de la Malinzti a la altura de San Pablo del Monte. (6) Existen frecuentes referencias a sus viajes durante los años cuando se dedicaba a las labores del convento que lo llevaron a comunidades de la montaña cercanas a la iglesia de Nuestra Señora del Destierro dos cuadras de la carretera a San Miguel Canoa (Avenida Alfredo Toxqui). De esta manera, la inscripción se trataría de un grafiti o evocación aspiracional o intento de vincular, de alguna manera, su nombre con la obra hidráulica. Siendo un despiste, representaría una teoría informal asociada con la leyenda.
Respecto a la leyenda/teoría de Sebastián de Aparicio (su posible vínculo con las comunidades), llama la atención la inserción de un espacio, como de altar, junto a los arcos en la estancia de agua, donde se guarda su imagen. Por tal motivo, otra versión sostiene que los arcos, con su altar, forman una capilla.

Independientemente de las tres hipótesis, el problema de identificar el origen en el tiempo de las obras hidráulicas, sigue pendiente. Hasta contar con más evidencia podemos proponer que la estancia de agua en Xaxalpan y el acueducto con sus puentes no se construyeron como componentes de un mismo sistema integral, interconectados. Esta propuesta la podemos aceptar aun suponiendo que su construcción en tiempos remotos se llevó a cabo durante los mismos años. Y efectivamente, su construcción podría haberse culminada durante las últimas décadas del siglo XVI — Aparicio fallece en el año 1600. Fue beatificado en 1789 por su labor misionera.

Algún día podremos darle a la obra las fechas precisas: cuándo comenzó el estudio topográfico y en qué fecha terminaron la estancia de agua y el acueducto. Luego, la pregunta que muchos plantean: ¿hasta dónde exactamente llegó? Una propuesta ubica la desembocadura dentro del recinto de la misma Iglesia de Nuestra Señora del Destierro.

Ahora debemos apartar el asunto de la posible evidencia de los viajes del ingeniero, luego fraile, durante esos años en la región. Este es el misterio, y es probable que se quedará misterio para siempre. Cabe señalar que ningún artículo, entre los muchos publicados en el internet sobre la vida de Sebastián de Aparicio, menciona un viaje a los altos de la Malintzi, llegando a San Isidro/Canoa. Sí, las fuentes mencionan sus viajes a la altura de San Pablo del Monte y a donde hoy se encuentra la iglesia Nuestra Señora del Destierro (o sea, llegó cerca). Tampoco existe mención, en las publicaciones, de trabajos, durante la época colonial, en una obra hidráulica (6). Pedimos a los lectores cualquier referencia relacionada con la construcción, sobre todo si hay estimación de su antigüedad. Aparte de la posible participación de Aparicio en la obra, que por ahora no la podemos confirmar, la investigación de los arqueólogos dará, algún día, fecha a la monumental obra.

Probablemente nos dará indicios acerca del origen de la comunidad, por ejemplo, estimando la llegada de los trabajadores que terminaron la construcción de los arcos de la estancia de agua y el acueducto, algo que seguramente llevó muchos años. Evidencia sobre su procedencia nos informará acerca de su cultura y de la variante del náhuatl que hablaban. Luego ¿Cómo han evolucionado las variantes del náhuatl a lo largo de los años en: Tlaxcala (centro), Contla, en Cholula, Huejotzingo, y en las comunidades del Iztaccíhuatl como Ozolco y San Nicolás? Resultará interesante compararlas, hoy en día, con la de San Isidro/Canoa. Y debemos preguntar: ¿por qué la última es la única? Entre todas de la región que han conservado el idioma es la única que lo ha logrado en representación de una mayoría (60% náhuatl-hablante según el censo del INEGI 2020 — ningún otro pueblo de la región se acerca al 50%)? El dato es importante porque hace solamente 30 años el censo nacional marcó el porcentaje de hablantes en 92% (7).

Evidencia de la investigación histórica

Como ya vimos, la hipótesis de origen de la cultura cholulteca para San Isidro/Canoa cuenta con evidencia a su favor. Pasamos ahora de un misterio a una pregunta sumamente difícil. La historiadora Sandra Acocal, con evidencia documental de su estudio sobre San Pablo del Monte que abarca la época prehispánica y los siglos XVI y XVII, (8) propone que los primeros pobladores de la actual colonia más alta (San Isidro Buensuceso), no pertenecían durante la época prehispánica a los señoríos tlaxcaltecas. En su estudio, también publicó el mapa de los sitios arqueológicos (cuatro) en las cercanías de San Isidro. Pero según la información disponible parece que ninguno de los sitios es del período posclásico (900 d. C. — 1521). Así, es posible que por cientos de años antes de la llegada de Cortés a Tlaxcala, no existía una concentración de población local en la zona.

Cerca de San Isidro Buensuceso

Además reproducimos el mapa 4 de su tesis que marca lo que podría haber sido el límite de la antigua Tlaxcala. Respecto a la ubicación de la comunidad de San Isidro/Canoa en la cual nos estamos fijando, dejamos la interpretación a los lectores. La primera impresión nos sugiere que la zona de la actual comunidad quedó fuera de los límites de los señoríos tlaxcaltecas — en la zona que el autor de la gráfica denomina “tierra de nadie.” La pregunta sigue siendo: ¿En qué época llegó para quedarse el primer asentamiento de náhuatl-hablantes, antes del 1521 o después? y ¿de dónde provinieron los migrantes?

Pensando en el mapa 4 y en la pregunta, decir “tierra de nadie” no significa que zona de San Isidro/Canoa estuviera despoblada por completo. O sea, ser “tierra de nadie” no contradice la hipótesis de Carrillo Vivas (1993 — ver nota 4) que mencionamos arriba: indicaciones de la presencia de asentamientos aislados que en su conjunto se conocía con el nombre de Acallantepec. Además, Sandra Acocal propone, con base en la evidencia documental colonial que San Pablo del Monte [Quauhtotoatlan] podría haber sido un asentamiento ya formado en la época prehispánica o una comunidad establecida a partir de los primeros años de la colonia. Para el 1553 era “un pueblo bien organizado…por el primer registro que tenemos del poblado en las actas del cabildo, al ser nombrado un alguacil” (9). Con todo, debemos tomar nota que se mide la distancia entre Acallantepec y Quauhtotoatlan en 8 km.

A fin de cuentas la pregunta difícil sigue sin resolución: ¿en qué época y en qué circunstancias llegaron los primeros migrantes que son los ascendientes directos de los comuneros actuales, residentes de los pueblos vecinos de Tlaxcala y Puebla? Los documentos coloniales nos dan la primera pista (10). Algún día son nuestros amigos del INAH, sus colegas arqueólogos de otros institutos y los especialistas que trabajan en la rama científica de la antropología que nos van a resolver el rompecabezas del origen (11).

Notas

(1) Agradezco a todos los compañeros y amigos que me instruyeron a lo largo de los años sobre este tema: Primero los arqueólogos/historiadores Sandra Acocal y Sergio Suárez, y luego Scott Hadley y Pablo Rogelio Navarrete Gómez del proyecto TV Malintzin; en otra reunión del colectivo TV Malintzin: Gil Angel Zepeda, María Francisca Magdalena Arce Arce, Angela Márquez; y finalmente en una entrevista reciente con Juan Ignacio Domínguez sobre la documentación local acerca de los orígenes de San Miguel Canoa. El presente resumen de las conversaciones y lecturas es la primera entrega; sufrirá correcciones y enmiendas a partir de los comentarios y las sugerencias de los lectores. Favor de enviarlos a: norbert.francis@nau.edu

(2) Navarrete Gómez, Pablo Rogelio (2015). Cuentos náhuatl de la Malintzin. San Miguel Canoa: Seminario de Estudios Modernos y de Cultura.

(3) Carrizosa, Paula (2018). Vecinos de Canoa dan cuenta de la existencia de un acueducto de más de cuatro siglos de antigüedad. La Jornada del Oriente, febrero 8, 2018.

(4) Francis, Norbert (1997). Malintzin: Bilingüismo y alfabetización en la Sierra de Tlaxcala, Ediciones Abya-yala (p. 152). La evidencia por un posible origen prehispánico (o tal vez de la época colonial), asociado con el señorío de Cholula, se puede consultar en: Carrillo Vivas, Gonzalo (1993). Crónica de Puebla: Reseña monográfica de las juntas auxiliares de municipio de Puebla, H. Ayuntamiento de Puebla.

(5) Documento colonial transcrito por Sandra Acocal.

(6) Báez Hernández, Monserrat (2021). Sebastián de Aparicio, anotaciones sobre la conformación de la iconografía de un venerable novohispano en el siglo XVII. Atlante: Revue d’études romanes, 15, 1–24.

(7) Instituto Nacional de Estadística y Geografía (1990) y (2020). Tal desplazamiento de la lengua náhuatl (de 92% a 60%) debemos admitir como muy rápido, tendencia idéntica registrada en todas las comunidades bilingües de la Sierra de Tlaxcala y en las de las faldas del Iztaccíhuatl.

(8) Acocal Mora, Sandra (2020). Nobleza india de Tlaxcala en el siglo XVI. Gobierno de San Pablo Quauhtotoatlan. Tesis doctoral, Escuela Nacional de Antropología e Historia.

(9) Acocal Mora, Sandra (2020, p. 137).

(10) Todavía nos toca en esta investigación consultar trabajos que también les recomendamos a los lectores: Angel García Cook y Leonor Merino Carrión. (1997). “Integración y consolidación de los señoríos en Tlaxcala, siglos IX al XVI” en Antología de Tlaxcala, Volumen IV. Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Angel García Cook (2014), Tlaxcala a la llegada de los españoles según las evidencias arqueológicas, Instituto Nacional de Antropología e Historia.

(11) Advertencia: por un problema de seguridad en Xaxalpan, no es recomendable acercarse al lugar. Durante la segunda visita en enero de 2023, con suerte, pudimos salir ilesos. Pero, es importante advertir que el acceso al sitio histórico ya no es libre ni seguro.

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Norbert Francis

Norbert Francis works on problems of language and culture, research in Latin America and East Asia. norbertfrancis501@gmail.com